Cuando llego a la oficina no logro concentrarme. Al llegar Andrea me ha dicho que Ross estaba aquí ya ocupándose de todos los asuntos y de que las negociaciones con los japoneses estaban bajo control, así que puedo despreocuparme. Y lo agradezco. Echo de menos mi sesión de entrenamiento de esta mañana. No es que me arrepienta de no haber ido al gimnasio, ni mucho menos, pero lo noto en mi humor, mi energía, mi ritmo.
Son sensaciones nuevas. Haber roto mi disciplina autoimpuesta, y que tanto bien me hace. Como la sensación de haber besado la palma de su mano esta mañana y haberme sentido... bien. He besado las zonas más recónditas de los cuerpos de las mujeres a las que he deseado, con las que he estado. Mujeres con las que he compartido mucho más que un roce después de un desayuno casi conyugal. Y sin embargo, el sentimiento de cercanía que he tenido al besar la palma de la mano de Anastasia no se parecía a ninguna otra. A ninguna.
Y así, sin saber cómo, me descubro a mí mismo mirando al infinito a través de los cristales de la oficina, sentado en la silla giratoria con la espalda hacia la zona de trabajo. Distraído. Con la cara apoyada sobre la palma de mi propia mano, reviviendo ese momento extraño y bueno.
Tantos años recibiendo a mujeres en mi casa, mujeres que me eran casi completamente extrañas. Mujeres que quería poseer, que deseaba, exclusivamente. Las quería por el mero placer del placer. El mío y el suyo, pero nunca compartiendo con ellas mi vida, mi espacio. Mi cama, la música de mi piano, mi ducha, mi cama, mi ropa. Anastasia, sin embargo, ha llegado a mi vida como un torbellino, o un huracán, y lo ha revuelto todo. Todo está patas arriba por ella. Y lo más preocupante de todo es que lo ha hecho sin llegar a entrar por completo en mi juego, saltándose todas y cada una de mis reglas, con mi consentimiento, además. No quise mandarla a su habitación anoche. A la habitación de las sumisas. La habitación que marca un espacio entre mis mujeres y yo. Y esta mañana cuando he despertado a su lado, lejos de sentir un sobresalto, me he sentido bien. Enamorado.
Unas ganas incontenibles de decírselo me atrapan. Cojo mi BlackBerry le escribo a su cuenta personal, como habíamos quedado. Lo siento por el informático de la empresa. Se va a quedar sin saber que el señor Grey está enamorado.
De: Christian Grey
Fecha: 14 de junio de 2011 09:25
Para: Anastasia Steele
Asunto: Nuestro amanecer
Tenía que decirte que me ha encantado despertarme contigo esta mañana.
Christian Grey,
Absoluta y totalmente enamorado presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
Poco convencido de lo que acabo de hacer, pulso enviar. Sigo con la mirada el dibujo del sobre saliendo de la pequeña pantalla de mi teléfono, y me quedo mirando a ver cuánto tarda en aparecer su respuesta. Leo casi sin atención los asuntos de los otros mensajes que tengo aparcados en la bandeja de entrada. Incapaz, podidamente incapaz, de concentrarme en ninguno de ellos. Sin embargo, lo intento.
- Andrea –digo presionando el botón del intercomunicador.
- ¿Sí, señor Grey? –responde inmediatamente.
- Tráeme un café, por favor. Solo y largo.
Con un esfuerzo sobrehumano me vuelco en el informe que me ha dejado Ross del estado de la bolsa japonesa después de la salida al mercado de la pequeña empresa que queremos comprar. Andrea entra y me deja el café sobre la mesa, humeante. Menos mal… A falta de deporte, o de sexo, en su defecto, espero que esto me ayude a concentrarme. Pero no lo consigo. Y entonces llega. Ocho eternos minutos después.
De: Anastasia Steele
Fecha: 14 de junio de 2011 09:33
Para: Christian Grey
Asunto: Nuestro anochecer
Querido absoluta y totalmente enamorado Señor Grey:
A mí también me ha encantado despertarme a tu lado. Aunque no sólo me gusta estar contigo en la cama… también me gusta estar contigo en los ascensores, encima de los planos, en los barcos y los tapetes de las mesas de billar, en los escritorios, los pianos y las duchas… Incluso con mis tobillos y mis muñecas encadenadas a extrañas cruces de madera, en camas muy muy grandes con cuatro postes en las esquinas, vestidas con sábanas de raso rojo… Me gusta estar contigo en casitas de embarcaderos, y en habitaciones infantiles. Todo eso me gusta contigo.
Tuya, y completa y absolutamente loca por el sexo insaciable contigo,
XX
Con una carcajada me recuesto en la silla con tanta fuerza que del movimiento hace temblar la mesa y se derraman unas gotas de café fuera de la taza. Ay qué ver lo que ha aprendido esta chica. Además viene sin la firma oficial de la editorial: me ha hecho caso. Buena chica. Cuando termino de bajar con el dedo por la pantalla de mi BlackBerry, repasando todos y cada uno de los lugares en los que hemos tenido sexo y que, por alguna extraña razón, Anastasia no se corta un pelo en lanzar una retahíla de sitios en los que la he poseído. Y de querer más. Aún recuerdo el día en el que me dijo que aún era virgen. Recuerdo su cara de susto y mi enfado, después de haberle mostrado el contrato de Amo Sumisa. ¿Cómo pude no haberme dado cuenta? La idea casi me hace sonreír.
De: Christian Grey
Fecha: 14 de junio de 2011 09:43
Para: Anastasia Steele
Asunto: Humedad en la oficina
Mi querida e insaciable loca por el sexo:
De la risa se me ha derramado el café sobre la mesa del despacho. Puedo asegurarte que es la primera vez que me pasa algo así. Es de admirar que una mujer se interese de esta forma por la geografía… Pero, ¿me equivoco si deduzco que solamente me quiere por mi cuerpo?
Christian Grey
Completa y totalmente escandalizado presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
Con un pañuelo que saco del cajón limpio las gotas de café que manchan la mesa. A pesar de lo que le he dicho, los daños han sido menores. Pero me hacía gracia exagerar. Estoy satisfecho. Muy satisfecho. Su respuesta no se hace esperar. Creo que vamos a tener una mañana movidita, y húmeda. Cibernética, pero húmeda, sin duda.
De: Anastasia Steele
Fecha: 14 de junio de 2011 09:45
Para: Christian Grey
Asunto: Me tienes riéndome como una boba… y tan húmeda como la mesa de tu despacho
Mi querido completa y totalmente escandalizado presidente:
Siempre. Siempre te quiero por tu cuerpo. Y ahora deja de molestarme. Haz el favor. Tengo que trabajar.
ILS, XX
De: Christian Grey
Fecha: 14 de junio de 2011 09:49
Para: Anastasia Steele
Asunto: ¿Tengo que hacerlo?
Mi querida ILS:
Una vez más, y como siempre, tus deseos son órdenes. Ya te dejo trabajar. Es adorable saber que te estás riendo como una tonta. Me encanta tu risa. Y me encanta que estés húmeda.
Nos vemos en un rato, nena
Christian Grey
Completa y totalmente escandalizado, enamorado y embrujado presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.