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Siempre he pensado que no hay que mezclar la velocidad con el tocino, y sigo pensándolo. Y es lo mismo que he pensado al enterarme de que se está preparando una película para lanzar a la vez que la adaptación cinematográfica de Cincuenta sombras de Grey, para lanzarla el mismo día que se estrene la de Sam Taylor Johnson.

Según dicen los medios, la película, que se llamará Old fashioned, es una versión de una historia de amor (que en mi humilde opinión, nada tiene que ver con la Christian Grey y Anastasia Steele) que confronta el amor sensual, erótico y subido de tono con un cuento de amor tradicional, literalmente según su título, a la antigua. El objetivo está claro: atraer al público que no se sienta identificado con los personajes de E. L. James.

¿Podríamos llamarlo una estrategia de marketing? Es decir, aprovechar el tirón de un producto ya vendido de antemano que ha levantado una expectación sin precedentes para subirse al carro de fabricar dinero a costa de otros. Tanto es así que han programado su estreno para el mismo día que Cincuenta sombras de Grey.

El director de la versión cristiana, Rik Swartzwelder, que además de dirigir la película, ha escrito el guión y la protagonizará él mismo, ha dicho que es un “regreso a la caballerosidad”, y que

ellos tendrán más pantallas, más dinero y más publicidad, sin embargo, tenemos la esperanza de que no somos los únicos que creemos que el amor es algo más que dominación. Quería contar una historia de amor que reflejara la idea de una relación en su faceta más seria.

En definitiva, la competición por las pantallas en San Valentín del año que viene estará dividida entre nuestras adoradas cincuenta sombras, y un romance de una pareja actual pero a la vieja usanza, en los Estados Unidos de hoy en día.

Como os decía al principio, no hay que mezclar la velocidad con el tocino. No creo en absoluto que el amor que sienten Anastasia y Christian sea menos puro que el que puedan sentir cualquier pareja de enamorados, ya sean cristianos o no, porque el amor no entiende ni de edad, ni de religiones ni de fronteras. El amor es el amor. Y una parte fundamental del amor consiste en superar las dificultades que se presenten en el camino (¿no es eso lo que prometemos todos, al casarnos, en la salud y la enfermedad, la riqueza y la pobreza?). Consiste en hacer propios los problemas del otro, asumirlos, y superarlos en equipo. Cosa que, sin duda, está en la base de la historia de Christian y Anastasia.

En cuanto a la parte sexual, podemos decir lo mismo que decimos siempre. Hay quien ha visto en la trilogía de E. L. James una simple historia de dominación. No me cansaré de decirlo: esa gente no ha entendido Cincuenta sombras de Grey. Y no pasa nada, no es necesario que vean la película, ni que lean el libro. Y mucho menos que compartan los gustos de alcoba de sus protagonistas.

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