Anastasia se incorpora del todo, y toma su bolso. Mientras, salgo del coche y voy al otro lado a abrirle caballeroso la puerta. Antes de que lo haga Taylor, y tengan otra conversación privada, como la del pañuelo de antes.

- Tengo un regalo para ti, Anastasia.

- ¿En serio?

Abro el maletero y saco el envoltorio en el que he metido su ordenador, su Blackberry y el iPad con la lista de reproducción. Si va a ser mía otra vez, tengo que recuperar los mecanismos de comunicación básicos. Y por fin parece que ha accedido a no quejarse de que mí, de mis regalos. Cojo el pesado paquete, y se lo entrego.

- Toma, no lo abras hasta que estés dentro –le digo.

- Pero, ¿no vas a pasar? –me responde, expectante. Esto no se lo esperaba.

- No, no voy a pasar, Anastasia.

- Y ¿cuándo voy a verte, entonces?

- Mañana.

- Mañana, es que mi jefe –maldito jefe, otra vez ese hombre…- quiere que vayamos a tomar una copa juntos mañana después del trabajo.

- ¿Quiere que vayáis a tomar una copa? –de ninguna de las maneras.

- Sí. Para celebrar mi primera semana en SIP.

- ¿Y dónde vais a ir? –necesito tener toda la información, y vigilar de cerca de ese tipejo. Pero le he prometido a Anastasia que voy a interferir lo mínimo con su vida, y lo tengo que respetar.

- No lo sé todavía… -baja la voz, consciente de que no me gusta. Y espero que consciente del esfuerzo que me supone no presentarme allí mañana a primera hora a dejarle las cosas bien claritas.

- Podría pasarme por allí a recogerte después.

- Vale, de acuerdo. Te mandaré un e mail, o un mensaje.

- Bien.

Tomo su codo para guiarla hasta el portal, y espero a que saque las llaves y entre. Necesito saber que estará a salvo. Saca el llavero y abre la puerta. Sólo entonces agarro con la mano su barbilla, y echo su cabeza hacia atrás. Beso sus ojos, tan bellos… y acerco poco a poco mi boca a la suya, para hundir mi lengua un solo segundo entre sus labios, que parece que me quieren comer.

- Hasta mañana –digo en un susurro, aún mi boca sobre la suya.

- Buenas noches, Christian –percibo el movimiento de sus labios atrapados en los míos más que escuchar sus palabras.

- Entra. Ya. Hasta luego nena –me despido mientras atraviesa el vestíbulo cargada con el paquete.

Con un gesto de la cabeza le indico a Taylor que podemos irnos. Entro en el coche, y volvemos a surcar la ciudad de camino al Escala. Mentalmente repaso la lista de canciones que he incluido en su iPad, confiando en que entenderá todos los mensajes ocultos que hay en ellas, y que yo no puedo expresar. Try, de Nelly Furtado… las letras vuelven a mi cabeza por encima de Puccini:
Then I see you standing there
Wanting more from me
And all I can do is try

As I say goodbye to the way of life
I thought I had designed for me

All of the moments that already passed
We’ll try to go back and make them last
All of the things we want each other to be
We never will be

And that’s wonderful, and that’s life
And that’s you, baby
This is me, baby
We are free
In our love

O Colplay, todas las disculpas concentradas en una sola canción:

Come up to meet you, tell you I’m sorry
You don’t know how lovely you are
I had to find you, tell you I need you
Tell you I set you apart

Tell me your secrets and ask me your questions
Oh, let’s go back to the start

La conozco bien, sé que estará escuchándolas justo ahora, mientras yo llego a casa y me siento sobre la baqueta de mi piano, sabiendo que no voy a tocar, sabiendo que sólo tengo que esperar unos minutos para que llegue una respuesta desde la otra parte de la ciudad. Sabiendo que habrá visto, ávida, la colección de literatura inglesa que he conseguido para ella, la colección de canciones que necesito que le transmitan quién soy, porque yo no puedo hablar. Todas esas cosas que son un sustituto de tocarme, y son sinceras.

Y, efectivamente, no tengo mucho que esperar.

De: Anastasia Steele

Fecha: 9 de junio de 2011, 23:55

Para: Christian Grey

Asunto: mi nuevo iPad

Christian, has vuelto a hacerme llorar.

Me encanta mi iPad.

Me encantan las canciones.

Me encanta, por supuesto, la aplicación de la Biblioteca Británica.

Te quiero.

Muchas gracias y buenas noches,

Anastasia xx

Sonrío para mis adentros pensando en que si esto no estar hechos el uno para el otro, el concepto de compatibilidad debería revisarse en la mismísima enciclopedia británica. Es tan sencillo complacerla, hacerla feliz… Sé qué necesita, y cuándo lo necesita. No ha dicho nada del planeador montado, pero sé bien que es eso lo que la ha hecho llorar. El todopoderoso Christian Grey montando la maqueta de un avión de juguete, sólo porque se lo ha regalado ella. Y, cómo no, porque está impregnado de uno de los recuerdos más bonitos de nuestras vidas. Y que, además, compartimos.

Pulso responder con una sonrisa enorme dibujada en la cara.

De: Christian Grey

Fecha: 10 de junio de 2011, 00:04

Para: Anastasia Steele

Asunto: Re: mi iPad

Me encanta que te guste tu iPad nuevo. ¿Sabes? Yo también me he comprado uno. Y si pudiera estar a tu lado ahora mismo, te secaría las lágrimas con mis besos. Me bebería cada una de ellas. Pero como no estoy… vete a dormir inmediatamente.

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Apenas tres minutos después el icono de correo nuevo vuelve a activarse. Adoro haber recuperado este juego, esta frescura de la comunicación.

De: Anastasia Steele

Fecha: 10 de junio de 2011, 00:08

Para: Christian Grey

Asunto: ¿el señor Gruñón está de vuelta?

Señor Grey, suena usted igual de dominante que siempre, probablemente tenso y seguramente malhumorado. Y se me ocurre algo que podría aliviar eso. Pero dado que no está aquí, ni podrá secarme las lágrimas con besos ni hacer pasar su mal humor con mis técnicas. No me dejaría quedarme y espera que le suplique… Le invito a que sueñe con ello, señor Grey.

Anastasia xx

Pd. ¡También has incluido la versión de Stalkers Anthem de “Every breath you take”. A mí personalmente me hace disfrutar mucho su sentido del humor pero, ¿qué opina de ello el doctor Flynn?

Me encanta que incluso ahí me haya reconocido. El clásico de Police reinventado para una chica moderna como ella, y para un hombre controlador, como yo: cada paso de des, cada movimiento que hagas, cada promesa que rompas, estaré ahí, vigilándote.

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