Cuando me despierto, estoy en la cama.

No tengo ni idea de cómo llegué hasta aquí y de repente me doy cuenta que Grace no está. Ya la echo de menos.

Jack está de pie justo delante de mi cama y está mirándome fijamente. Parece muy enfadado y tiene una mirada realmente mezquina.

Me voy escurriendo debajo de las sábanas para que deje de mirarme así, no quiero verle.

“¿A dónde te llevó?” – Supongo que Jack debe referirse a Grace, porque no dice ningún nombre. Bajo la sábana para mirarlo, pero solamente un poquito porque Jack me da mucho miedo y no estoy seguro de que quiero que me vea.

“¿Todavía no quieres hablar?” Ahora tengo todavía más miedo porque me parece que se está enfadando al no contestarle. Quiero que se vaya y me deje solo.

Quiero gritar y que así se marche. En lugar de eso, me saca la sábana de un tirón y me agarra del brazo muy fuerte para sacarme de la cama. Me empuja y me golpeo el pecho con el suelo. Me duele mucho y ni siquiera me suelta el brazo.

“Grace cree que eres un chico normal y que te gustan las camas, pero yo sé que no. Tú eres raro, eres diferente. Ella debería quererme a mí y llevarme a mí a la cama” ¿Llevarse a Grace a la cama?

Jack aprieta su mano tan fuerte que me doy cuenta que ya ni siquiera noto el brazo.

En mi garganta empieza a oírse un ruido pero de golpe se oye otra voz más fuerte.

“¡Jack!” Los gritos me asustan todavía más. Me asustan tanto que empiezo a llorar. Jack me suelta dándome otro empujón y me tapo rápidamente la cara, porque sigo llorando y solo quiero escapar.

“¿Qué está pasando aquí?” Se escucha otra voz, pero yo no quiero mirar. Todavía tengo mucho miedo.

Tumbado en el suelo empiezo a oír cómo Jack está gimiendo y aún sin mirarlo sé que ha empezado a llorar él también.

“Oh, cariño,” ¡Es Grace! Se arrodilla al lado mío, “¿qué ha pasado?”. Me cuesta moverme porque aún tengo mucho miedo, así que sigo quieto mientras mis lágrimas continúan cayendo sin parar.

Jack le dice a Grace que yo he intentado pegarle. Siento como si alguien me hubiera tapado la boca y no puedo casi ni respirar.

Intento tranquilizarme, me siento y la miro y veo que está muy triste por haber escuchado el comentario de Jack.

“¿Por qué has querido pegarle?”- La miro pero no puedo ni moverme. Yo no quería pegarle… ¿es que acaso él ha pensado que sí?

Jack sigue llorando y le muestra a mamá el lugar dónde dice que le he pegado. No entiendo nada… yo no le he pegado.

Me doy la vuelta, estoy tan furioso que le doy un puñetazo a la cama y siento muchísimo dolor en la mano.

Grace hace un ruido muy raro, coge mi puño y vuelvo a ponerme a llorar mientras intento soltarme.

“Sé que es muy frustrante que no puedas hablar, pero necesito sabér qué ha pasado, Christian. No pegues a las cosas, terminarás haciéndote daño tú”.

Me parece que ahora ella también está asustada y me habla muy cerca y flojito para que solamente yo pueda oírla. “Está bien, cariño ¿por qué has pegado a Jack?”

Intento de nuevo pegar a la cama, pero ella me sujeta el puño y me lo impide. “¿Le has pegado?” La miro y mi cabeza grita ¡No! y empiezo a llorar otra vez. Solamente quiero que ella me entienda.

Grace parece muy triste, pero muy enfadada a la vez. Mira a Jack y me mira de nuevo a mí. “Voy a llevarte de vuelta a casa esta misma noche. Ya no hay ningún motivo para que sigas quedándote aquí”.

La miro fijamente. No entiendo nada. Ella se levanta y me suelta. “Voy a llamar a alguien, acompáñame afuera”.

Grace se queda quieta hasta que yo me levanto y los dos salimos juntos de la habitación. Jack me mira muy enfadado mientras paso a su lado así que giro la cabeza rápidamente y vuelvo a mirar solo a Grace.

Ella coge una cajita oscura y empieza a pulsar unos botones. Lo miro, me encantaría tocarlo a mí también. “Se llama teléfono móvil, cariño. Lo utiliza la gente para comunicarse con otras personas que tienen otro teléfono”.

Grace comienza a hablar al teléfono y no sé muy bien qué está diciendo. Me duele mucho la mano, pero todavía me duele el brazo por culpa de Jack. Quiero tumbarme y descansar. Me encantaría encontrar a mamá y tumbarme a su lado, y dormirme tranquilamente con ella. Pero sé que ella no me dejaría. Ella siempre dice que no le dejo dormir bien y descansar.

“Él necesita que alguien le cuide, que le ayude, que le quieran y estará bien. Aquí no está recibiendo todas esas cosas, estamos perdiendo el tiempo y creo que incluso dañándolo más”.

Grace habla muy alto, tan alto que me asusta otra vez, así que retrocedo y me encojo, asustado. Ella me ve y rápidamente se arrodilla junto a mí y sonríe dulcemente. “No estoy enfadada contigo, Christian, no te preocupes, todo saldrá bien” – Se levanta, se gira y vuelve a hablar por teléfono.

“Si algún miembro de la familia reaccionara y quisiera poner algún impedimento, yo me encargaré de ello. Pero ahora, por el momento, lo que Christian necesita es estabilidad, una casa y una familia, no solamente un lugar donde poder dormir. El chico está muy asustado, llora mucho, ¿crees que está pasando por una buena situación?” Pienso que –el chico- soy yo.

Al hablar, Grace mueve mucho el brazo que no sostiene el teléfono. Me acerco con cuidado hacia ella y le cojo el dedo para tranquilizarla. Al instante me doy cuenta que su cara ha cambiado, y ahora parece que ella también tiene ganas de llorar.

Después de unos segundos en los que no dice nada y parece que está escuchando buenas noticias vuelve a hablar. “Gracias, muchísimas gracias, Linda. Mañana hablaremos de nuevo, te lo llevaré al mediodía”. El teléfono vuelve a estar en sus pantalones y parece muy feliz: “Vas a venirte a casa conmigo esta noche Chistian”.

Estoy muy feliz y me gustaría poder decírselo, así que sonrío de la misma manera que ella lo está haciendo ahora mismo.

“Vamos a recoger tus cosas y nos marchamos para casa, se está haciendo tarde”. Mi boca se abre de golpe y empieza a salir aire. No puedo cerrarla. Grace empieza a reír, “Exactamente lo que estaba yo pensando”- me dice, ”pero se supone que debes cubrirte la boca cuando bostezas”.

¿Bostezas? Ella vuelve de nuevo a la habitación de Jack y yo la sigo y escucho cómo le cuenta a su madre lo que ha pasado por teléfono. La mujer parece feliz, debe ser que no le gusto.

“¿Ya se va?” Jack parece triste por la noticia, pero no lo entiendo. Yo pensaba que Jack no me quería.

“¡No quiero que se marche!”. Jack empieza a llorar, corre hacia mí y yo retrocedo a toda prisa. Creo que viene a abrazarme y una voz en mi cabeza no para de gritarle: ¡No!

“Jack, déjalo tranquilo, él no quiere que le toques. Puedes despedirte de él desde donde estás, sin tocarle” –le dice Grace y parece que eso le enfurece mucho. Jack frena en seco y puedo ver en su mirada otra vez su enfado, puedo ver cómo me odia en sus ojos.

“Adiós” y se marcha a la otra habitación. Miro a la mamá de Jack y a Grace, que ha comenzado a recoger mis cosas y ponerlas muy ordenadas en mi bolsa. Por último coge a Car, Sun y Blankie para que los lleve en la mano y se despide de la madre de Jack antes de que salgamos juntos por la puerta.

“Adiós, pajarito”- dice la señora. La miro a la cara y le sonrío, porque no sé ninguna otra manera de poder despedirme.

Me subo al coche y Grace me ayuda a cerrar la puerta. Al sentarme puedo notar otra vez cómo me duele el pecho y me pregunto si será por el golpe que me ha dado Jack y que me ha hecho caerme al suelo.

Algún día tendré que usar palabras, sé que tarde o temprano lo necesitaré. Grace dijo que era frustrante, pero no sé si eso es realmente lo que yo siento. Nadie lo entiende, nadie me entiende del todo a mí. Estiro el brazo para tocar a Grace pero está demasiado lejos y el cinturón no me deja moverme. Hago un ruido para llamar su atención y en seguida para el coche y se da la vuelta para mirarme.

“¿Qué te ocurre, cariño?” Yo continúo callado y tan solo me quedo mirándola, porque no sé qué me pasa. No puedo dejar de estar triste y el pecho me duele muchísimo, cada vez más. Me llevo la mano al pecho y le señalo dónde me duele, esperando que ella pueda entenderme así. Grace se pone triste de nuevo, se gira, apaga el coche y abre la puerta para salir de él y venir a mi lado por la puerta de atrás.

“¿Qué te pasa, mi niño? ¿Te duele el pecho? Déjame ver”. Se acerca para verme mejor pero me asusta porque está muy cerca y yo me apretó para atrás en el asiento del coche.

“De acuerdo, bien, desabróchate la camisa y muéstrame dónde te duele. No tengas miedo, no voy a tocarte”. La verdad es que es muy difícil, me cuesta mucho desabrocharme yo solo todos los botones, pero por fin me abro la camisa y ella puede verme el pecho descubierto.

“Ah, ya veo. Tienes un pequeño moretón justo aquí” – me dice señalándome el lugar, pero sin tocarme “ese es el motivo de que sientas dolor. En casa te daré un poco de hielo para que te sientas mejor”.

Grace continúa mirándome y al agachar la cabeza me doy cuenta que ella está mirando las marcas que me han dejado los palitos luminosos, así que me tapo rápidamente con la camisa otra vez. No quiero que me mire más. “Está bien que la gente pueda verse, no pasa nada” – me dice mientras sonríe y cierra la puerta con cuidado al salir del coche para volver a conducir.

El coche se mueve entonces durante mucho rato y los dos estamos callados, hasta que por fin llegamos a un edificio y se para. Me ayuda a salir del coche y una vez fuera puedo ver la casa; es enorme.

De repente, algo hace ruido detrás de la verja, un ruido muy fuerte que nunca antes he escuchado. Me asusto muchísimo y vuelvo corriendo al coche, pero la puerta está cerrada ya. La cosa que ha hecho el ruido aparece de pronto, camina sobre los pies y las manos, es muy peludo y tiene unos dientes gigantes. Cierro los ojos y pienso que se vaya, que no quiero verlo tan cerca de mí.

“Christian, cariño, es solamente un perro. Está ladrando para saludarte, eso es todo, no debes temerlo. A Elliot le encanta el perro de nuestros vecinos, nunca hace daño a nadie”.

Abro los ojos lentamente y lo miro. Aún estoy asustado, aunque ha dejado de hacer el ruido de antes. La verdad es que ahora ya no parece malo. Ahora está muy oscuro y ni siquiera puedo verlo realmente bien, pero quizás con luz pueda verlo mejor y saber bien cómo es.

Grace abre el maletero y saca la bolsa que lleva mis cosas. Se dirige hacia la casa y yo la sigo, intentando ver cómo es este lugar.

Es una casa muy grande, con habitaciones grandes y grandes escaleras. La verdad es que todo lo que hay en la casa es grande también. Grace continúa caminando y yo la sigo, procurando no separarme de ella, porque no quiero quedarme solo. Sube unas escaleras y abre la puerta de otra habitación enorme. “Esta es tu habitación, empezamos a prepararla para ti hace algunas semanas, cuando decidimos que te vendrías a vivir a nuestra casa”.

Grace parece muy feliz pero yo no la entiendo. ¿Mi habitación?

“Esta cama es tuya, tiene cohetes en las sábanas. Además hemos puesto ropa para ti en los cajones y la lamparita de la mesa estará encendida toda la noche. Así no tendrás miedo de quedarte a oscuras y podrás ver. Aquí hay también una televisión y si quieres ver algo solo pregúntame y te enseñaré cómo funciona. Puedes poner tus coches en la mesa, si quieres y también puedes dejar la televisión encendida toda la noche. Aquí puedes hacer todo lo que quieras, cariño, es tu habitación”.

Miro alrededor para observar todos los regalos que me ha dejado en el cuarto; hay libros en los que me dice que puedo pintar, hay lápices de colores y muchas cosas más. Ni siquiera sé qué debo hacer con tantas cosas.

“¿Quieres un snack?” Odio que me digan cosas que no entiendo. ¿Snack?

Quiero decirle que no he entendido lo que me ha dicho y pongo mala cara y creo que ella me entiende, porque en seguida me dice:“Un snack es algo para comer, como por ejemplo antes de irte a la cama. A Elliot le gusta tomarse un vaso de leche con chocolate y una cookie.

Grace no espera mi respuesta, porque no sé qué ni cómo contestarle, así que se marcha de la habitación dejándome solo.

Miro la pared, miro todas las cosas que hay en la habitación y no sé qué hacer. Todo es nuevo y diferente para mí, me entran muchas ganas de llorar otra vez, pero enseguida aparece de nuevo Grace con una taza y una cosa más que no sé qué es.

“Esto es una galleta con trocitos de chocolate y en la taza hay leche con chocolate deshecho. A Elliot le encanta y estoy segura que a ti también te gustará”.

¿Dónde estarán Elliot y Carrick?

Cojo las cosas que me ha dado Grace y las miro lentamente y decido probar un poco de leche, porque tengo mucha sed.

¡Está muy buena!

La galleta es dulce y tan deliciosa que me la como entera de tres mordiscos. Grace se ríe y del susto se me cae un poco de leche en la camiseta. Levanto los ojos con miedo, pensando que va a enfadarse por haber ensuciado la ropa, pero sin embargo me mira y sonríe cariñosa. “Está bien, todo el mundo derrama algo alguna vez. Cuando te pongas el pijama la lavaré y no habrá ningún problema. ¿Te ha gustado?

En mi interior mi cabeza dice ¡Sí! Y ella recoge las cosas y las deja en la mesa. Se acerca a uno de los cajones que me ha señalado antes y al abrirlos se pone a buscar algo de ropa.

Al cabo de un rato cierra el cajón, se gira hacia mí y me acerca un unos pantalones y una camiseta muy suaves y blanditos. “Ponte el pijama y dame la ropa que llevas para que pueda lavártela”. Grace se queda enfrente mirándome mientras me cambio, así que aunque me esfuerzo creo que no puedo ocultarle las marcas que tengo en la piel.

La ropa nueva es muy calentita y suave y de repente siento todo el cansancio de golpe. Grace recoge la ropa usada. “Ves a probar tu nueva cama, yo enchufaré la televisión”.

La televisión es una caja con un cristal y de pronto se enciende. Aparece un perro como el que he visto en el jardín y está con otros animales. Algunos de ellos los reconozco, porque mami me habló sobre ellos. “Se apagará sola de aquí un rato, tú solamente descansa e intenta dormir”.

Subo de un salto a la cama y me meto rápidamente debajo de las sábanas, que son iguales a las de la casa de Jack, pero de otro color. Grace apaga la luz más fuerte y la pequeñita sigue brillando, justo como me ha dicho que haría.

“Mañana, cuando sea de día, te enseñaré el resto de la casa. El cuarto de baño está justo al salir de la habitación y mi habitación y la de Elliot están solo unas puertas más allá. Dejaré mi puerta abierta y puedes venir a buscarnos tanto a Carrick como a mí, cuando quieras. La puerta de Elliot está siempre cerrada, a él le gusta así. Creo que ahora mismo están ya los dos en la cama, porque es muy tarde”.

Se acerca y me tapo la cara rápidamente con la almohada. “Duerme bien, vale, Christian?” Creo que quería darme un beso, pero no lo hace y se marcha dejando la puerta entreabierta.

Me quedo yo solo en el cuarto y el perro en la televisión.

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