Hablamos con Grace sobre mi madre, mi verdadera madre. Las imágenes empezaron a brotar en mi mente. Estaba ese hombre. Le pregunto a Grace sobre ese hombre
“¿Qué hombre?”, me pregunta.
“El hombre con las drogas, que le hacía trabajar todo el tiempo” Quiero saber su nombre real.
Grace se ve un poco confundida: “Yo no sabía que había un hombre, Christian. Cuando alguien llama al 911 no dan un nombre, y, cuando llegó la policía allí, no había nadie con ustedes. “
Aparto la mirada de ella y me concentro nuevamente en los niños en el campo de juego. El hombre que los ha llamado. De él quiero saber su nombre. Recuerdo la forma en que me miraba cuando me preguntó qué le pasó a mamá ese día. Primero él parecía un poco triste, luego enojado y, finalmente, se fue. Él los llamó.
“¿Era mi padre?” No sabía que había una mamá y un papá hasta que conocí a Grace y Carrick. Pensaba que sólo teníamos madres.
“No estamos seguros, no sabemos con seguridad quién es tu padre”, dice, y se la ve más triste cuando lo afirma.
Yo pienso que nunca lo conocí, y que no me importa.
“Voy a tratar de encontrar las imágenes de tu madre.”
Yo digo que sí con la cabeza y me muerdo el labio, “Tú eres mi mamá ahora.” Me pregunto si eso es lo que realmente quiere.
“Bueno, yo nunca voy a sustituir a tu madre real, pero yo me haré cargo de ti y te amaré como ella lo hizo.”
Ella realmente no cuidaba de mí, quiero decirle pero algo me lo impide.
“Si quieres puedes llamarme así. Si no lo haces, puede seguir llamándome Grace y nada va a cambiar. Te quiero de cualquier manera.”
La miro por un instante, y sonrío un poco, “Quiero que seas mi mamá.”
Eso la hace feliz y hace una gran sonrisa y se inclina hacia mí como para abrazarme pero no lo hace. Vuelve a su posición y me acaricia levemente el pelo. “Y yo quiero serlo, gracias”.
No sé por qué me está agradeciendo.
“¿Puedo preguntarte algunas cosas?”, me dice.
Yo respondo que sí con la cabeza.
“¿Por qué no puedo abrazarte?” No suena enfadada, sólo que ella quiere saber.
“Nadie me puede abrazar,” me siento molesto de repente. “No quiero que me toquen.” La miro y ella se da cuenta de que estoy enojado y se aleja de mí.
“Está bien, lo entiendo.”
Recuerdo marcas en mi cuerpo. Sé que Grace vio esas marcas. Conoce a todos los médicos y a toda la gente que sabe sobre ese pasado porque vieron las heridas. Todos saben mis secretos.
“Quiero irme”, le digo casi gritando y mi corazón late fuerte otra vez. Grace me mira. Tengo frío y calor al mismo tiempo.
“¿Qué pasa?” me pregunta preocupada.
“Me quiero ir,” y es verdad porque me duele el pecho y quiero ir a la cama y dormir. Quiero ver a Mia y quiero dormir.
Grace se levanta y vamos al coche. Me meto antes de que intente ayudarme y me muerdo el labio para evitar las lágrimas.
Vamos en silencio. Es bueno porque no quiero oír nada en este momento. Me pregunto qué diría mi madre real de toda esta situación.
Cuando llegamos a la casa, entramos y me voy a mi habitación porque no quiero hacer nada más. Grace me sigue. Luego va un momento a su habitación y trae la imagen de Mia para que yo la tenga conmigo. Escucho a Mia en la otra habitación con la Sra. Touhey riendo y diciendo mi nombre a todo volumen. Grace me mira. Me quito los zapatos y me siento en la cama. Ella pone la foto en la mesita junto a mi cama. “Mia y Christian.” Grace sonríe y se sienta también.
“Ella es una niña hermosa.” Me levanto porque no quiero estar cerca de Grace. No quiero estar cerca de nadie, excepto de Mia, porque es mi amiga. Voy a donde está Mia. Ella se ríe y hace un ruido fuerte. Yo le sonrío y me siento a su lado.
“Christan!” Tomo su juguete. Jugamos juntos, tal como le gusta. Grace nos mira y se la ve muy triste. Luego se aleja.
Pasan los días y nada cambia. Mia está un poco más grande y es más divertido jugar con ella. Se ríe mucho, pero me gusta que se ría, porque entonces yo sé que es feliz. Grace y Carrick siguen teniendo conversaciones. Piensan que nadie los escucha, pero puedo escuchar lo que dicen.
Mía y yo estamos en la sala de estar, jugando con nuestros juguetes. Oigo a Grace hablando y ella suena triste. Dice algo sobre Elliot y yo y Carrick. No puedo oír las palabras, pero puedo escuchar que no es una buena charla.
Me pongo un poco triste y a Mia no le importa porque se ríe y me lanza un bloque. Ella siempre produce cosas. Quisiera que no crezca porque hacerse grande siempre duele.
Elliot todavía no está en casa. Cuando llega hace un ruido fuerte. Odio que haga eso. A su lado está Tyler. Me pone contento. Él me cae bien, pero Elliot no.
Elliot no me saluda y Tyler viene y se sienta en el sofá junto a mí. “Hey, Christian.” Me doy vuelta para poder mirarlo. “Hola,” empiezo a escuchar el sonido de mi voz, “Tyler.”. Sonríe otra vez y levanta una mano en el aire. Me estremezco un poco y retrocedo, pero él no mueve la mano.
“Es un choque de cinco, tienes que chocar tu mano con la mía. Lo hacen los amigos, no hace daño.” He visto que Elliot y él lo han hecho. Así que repito el gesto. “Eres muy bueno, Christian.”
“Christan!” grita Mia, como cada vez que quiere que la mire solo a ella. Así que me doy la vuelta otra vez. Tyler se levanta del sofá y se sienta en el suelo.
“Debes jugar al fútbol con Elliot y conmigo, uno de estos días”, dice Tyler, y juega con unos bloques de Mia. Ella se ríe y aplaude.
Elliot pasa por la puerta entre la cocina y la sala de estar. Parece que corrió mucho, se ve como una especie de loco y me pregunto si es porque Tyler me está hablando. “Vamos hombre, mis padres dijeron que podrías dormir aquí.” Él no me habla y se va por el pasillo hasta donde está su habitación.
Nunca voy a ninguna otra parte en la casa, además de la cocina, mi habitación, el salón, la habitación de Mia, y el cuarto de baño. Es demasiado grande y me da miedo de caminar solo, así que únicamente voy cuando Grace me lleva. Hay un montón de lugares para sentarse y esas cosas. Hay un lugar donde Carrick tiene todos sus libros y materiales de trabajo. La que más me gusta es mi habitación mejor, y el cuarto de Mia también.
No quiero jugar más, pero Mia sigue haciéndolo. Por suerte llega Grace. Levanto la vista hacia ella, “cama”. Se ve triste, pero se inclina a recoger a Mia que hace un ruido y la abraza.
“Es hora de que Mia vaya a la cama también.”
Grace y Mia se alejan hacia la habitación. Me levanto para ir a mi habitación cuando Carrick entra: “Christian, ven sentarse un minuto”. Siento miedo por alguna razón, pero hago lo que dice porque tengo que escuchar. Me quedo mirando los bloques de Mia y se sienta a mi lado.
“Realmente tenemos que trabajar en que puedas hablar para que puedas ir a la escuela, y para que puedas comunicarte con nosotros, así sabremos cómo te sientes. Es necesario que nos digas cómo ayudarte.” Suena triste como Grace y me hace sentir mal.
“Mírame, Christian.”
Estoy mal y no quiero escuchar. No quiero mirarlo y no quiero hablar más ni que la gente hable conmigo, ni que me toquen. Su mano toca mi mejilla y trata de girar mi cabeza para que lo mire. Entonces salto del sofá.
“Cálmate Christian, sólo quiero hablar contigo. Debes trabajar en conseguir más logros que este. Tienes que cambiar, no puedes ser así para siempre.”
Mi corazón se acelera. Mi garganta hace ruidos raros y siento las lágrimas que hace tiempo no sentía. Yo no quiero cambiar, no puedo. Da un paso más y, aunque él no está siendo malo, el ruido de mi garganta se agudiza y su cara se vuelve aún más triste. Grace vuelve muy rápido y se ve más triste también.
“Carrick, da un paso atrás, por favor. Christian, mírame. Estás bien.” Grace suena bien, pero no quiero mirarla porque no me siento bien. Otro ruido extraño en mi garganta y siento que mis piernas se aflojan y no puedo tomar aire.
“¿Qué pasó?” Grace le pregunta a Carrick. No puedo calmarme y mis piernas dejan de funcionar y caigo al suelo. “Sólo le pedí que se sentara para que pudiéramos hablar, y cuando le dije que las cosas tenían que cambiar, lo perdí.” Siento que mis entrañas se están rompiendo y que nadie entiende lo que está sucediendo. Todo estaba bien.
Grace llora y me hace llorar a mí. Cierro los ojos porque me duele la cabeza. Veo a mamá cuando cierro mis ojos, entonces, los abro de nuevo, y con mi mano tiro de mi cabello y me duele, pero no me detengo.
” Christian, por favor, por el amor de Dios, mírame!” Me cuesta respirar y no quiero cerrar los ojos. Me siento muy triste y trato de mover las manos. Grace me está mirando con lágrimas en sus ojos e intenta ayudarme.
“¿Mamá?” La palabra viene a mi boca, pero no suena como yo. Suena raro. Grace finalmente dice que iremos a un médico y no puede controlar su llanto. Me siento demasiado triste y no sé cómo hacer para que se detenga. No sé por qué, pero me siento y tiro mis brazos alrededor de su cuello al máximo posible. Mis lágrimas caen por su cuello. Lloro más, pero no me alejo, quiero estar así. Después de un momento sus manos se mueven. Acaricia mi pelo y me besa la cabeza.
“Estoy aquí, Christian, está bien.”
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